Un tecito negro para el alma resulta estimulante sin ser agresivo, es de esas bebidas a las que muchos le temen por su intenso aroma y sabor, sin embargo cuando la pruebas y sientes como empieza a fluir la sangre por tu cuerpo te fascinas con la sensacion de vitalidad que proporciona.
Sin hacer daño alguno al corazón, el te negro ayuda a mantener tu mente alerta, facilita la concentracion y fortalece el aprendizaje, retarda y previene el daño celular que produce la mala alimentacion y los radicales libres que potencian el envejecimiento, es entonces la mejor compañia cuando necesitamos ganar valentia suficiente para enfrentar nuestros miedos mas intimos.
¿Quién dijo Miedo?
Esta es una frase que se escucha por doquier y con frecuencia, sobre todo entre nosotros, la gente resiliente, que echa pa´lante y avanza. Ciertamente, un detalle me ocupa y quiero compartir, ¿se trata de un simple decir o es porque sentimos el peso y la responsabilidad de salir adelante siendo valientes, casi súper héroes? Es frecuente no prestar atención y no escuchar nuestra propia voz cuando grita que tiene miedo o que necesita ayuda, parece que estamos bloqueados y eso nos lleva a no darnos cuenta de cuanto se crece el miedo y cuanto corroe dentro de cada uno de nosotros.
El miedo es simplemente una emoción más, como la tristeza, como la alegría, como la rabia o el amor; una más y no es problema sentir miedo, el problema está en no reconocerlo, en creer que ignorándolo se desvanece, es allí donde radica la confusión, ese es un buen momento para compartir un Te Negro, porque en un descuido el miedo nos invade y reaccionamos de manera inesperada, o un día cualquiera nos damos cuenta de alguna conducta habitual que resulta incomprensible o no habíamos enfocado y entonces nos preguntamos ¿Por qué me pasa esto?, ¿Porque será que me duele aquí?, ¿Por qué le respondí así a fulano que no tiene la culpa de lo que pasa? ¿Por qué mis relaciones no avanzan ni se consolidan? y sin encontrar respuestas, seguimos adelante con la vida de súper héroes que hemos creado ignorando esta particular emoción contenida, sin percatarnos de que dentro hierve en lava un volcán a punto de erosión.
Al igual que el dia y la noche somos seres duales, todos tenemos un lado luminoso y un lado oscuro, pues el miedo cuando lo ignoramos se muda y adueña de nuestro lado oscuro. Hemos llegado a adultos, muchos de nosotros, sin reconocer miedos de la infancia, sin sanar momentos de miedo y circunstancias vividas en las que el miedo se hizo presente y nadie dijo nada, crecen las fobias, los rencores, los resentimientos, surgen acciones que no reconocemos, que son más que simples reacciones y nos desequilibran en la convivencia con los demás y en el fluir natural de nuestras vidas llegando incluso a enfermarnos, el miedo es realmente tóxico; necesitamos mantenernos en un estado de alerta vital que nos provee la valentia necesaria para reconocer que no somos tan valientes como hemos creído, pedir ayuda si fuera necesario, es que sin darnos cuenta, seguimos escondiendo ese miedo creciente desde hace años, nisiquiera nos damos permiso de disfrutar y fluir en el deleite de las cosas simples como reír sin motivo, meter el dedo en el helado, jugar libremente, correr en espacios no permitidos o cantar canciones infantiles; claro el miedo mudado a nuestro lado oscuro, nos amarra y nos dice que eso es ridículo, que van a decir o pensar que eres un adulto tonto haciendo niñadas, que ya no estás para esas cosas, que eso lo hacen los niños, nadie se percata de que tal vez de niño te dio miedo o nadie te acompañó en una aventura sencilla que no traería consecuencias o tal vez hasta en un riesgo más grande pero que en compañía de una mano amiga resultaba posible, como saltar tres escalones a la vez, nadie te acompañó y te dio miedo, un miedo que se enquistó allí y fue generando nuevos temores, profundas heridas o rencores. Parece tonteria, pero no lo es.
Hoy somos adultos en busca de plenitud, tenemos deseos y necesidad de trascender y esas sombras no nos permiten el disfrute, por el contrario opacan la luz de nuestro interior y la plenitud de la abundancia infinita en nuestro SER, no es un trabajo sencillo, pero no por difícil sino porque exige dedicación, perseverancia en practicar, humildad para reconocer y verdadera valentía para sanar, perdonar y soltar cuando nos ata a formas aprendidas y enquistadas.
No podemos tampoco permitir, una vez que hemos compartido este tema, que los niños que hoy crecen en nuestras familias y entornos, crezcan con miedo, hay que cambiar la manera de ver algunas cosas, la manera de prohibir o recriminar y dejar de restringir a los niños en sus libertades, en su autoestima, en su equilibrio emocional, que no hereden miedos ajenos, que no se sientan desprotegidos o desamparados, que tampoco sientan la carga de ser tan valientes como superhéroes.
No es malo sentir miedo, no es malo trabajar los miedos, que no tengamos que repetirnos por obligación la pregunta, ¿Quién dijo miedo? Y si la decimos o escuchamos, que podamos sentir libertad de responder “Yo”, y yo cuando tengo miedo me tomo un tecito negro para el alma con una buena amiga y lo saco de dentro de mi para no permitirle invadirme, cuando quieras,
Sigo aquí para ti
Comentarios